La compatibilidad entre la pensión por incapacidad permanente y la realización de una actividad laboral es una cuestión compleja que depende del grado de incapacidad reconocido y de las condiciones en que se ejerce el trabajo. Muchas personas creen erróneamente que recibir una pensión de incapacidad les impide trabajar de manera absoluta, cuando en realidad la normativa permite compatibilizar ambas situaciones en determinados casos.
A continuación, vamos a explicarte en qué situaciones es posible trabajar y seguir percibiendo la pensión, qué limitaciones existen y qué consecuencias puede tener para la pensión.
¿Qué es la pensión por incapacidad permanente?
La pensión de incapacidad permanente es una prestación económica que se reconoce a trabajadores que, tras haber sufrido una enfermedad o accidente, ven reducida o anulada su capacidad para trabajar de forma parcial o total. Se regula en los artículos 193 a 200 de la Ley General de la Seguridad Social (LGSS).
Existen varios grados de incapacidad permanente, cada uno con un nivel de protección distinto:
- Incapacidad permanente parcial (IPP): supone una disminución del rendimiento laboral de al menos el 33%, pero sin impedir la realización del trabajo habitual.
- Incapacidad permanente total (IPT): inhabilita al trabajador para su profesión habitual, aunque le permite desempeñar otras ocupaciones.
- Incapacidad permanente absoluta (IPA): impide realizar cualquier tipo de trabajo, pero no anula la posibilidad de desarrollar actividades compatibles con el estado del beneficiario.
- Gran invalidez (GI): reconoce la necesidad de asistencia de otra persona para las actividades básicas del día a día.
Cada una de estas situaciones tiene diferentes implicaciones respecto a la posibilidad de trabajar.
¿Se puede trabajar cobrando una pensión de incapacidad?
Sí, en función del grado de incapacidad reconocido y del tipo de empleo que se pretenda desempeñar. La legislación establece ciertos límites para evitar fraudes o incompatibilidades que pudieran suponer la revisión de la pensión.
Incapacidad permanente parcial
Los beneficiarios de una incapacidad permanente parcial pueden seguir trabajando en la misma profesión o en cualquier otra sin restricciones, ya que la incapacidad solo supone una reducción del rendimiento laboral. No afecta a la pensión, ya que se recibe en un pago único.
Por ejemplo, un albañil sufre una lesión en la mano y le reconocen una incapacidad parcial. Podría seguir trabajando en la construcción si su dolencia se lo permite o cambiar de empleo sin perder su prestación.
Incapacidad permanente total
Si el trabajador tiene reconocida una incapacidad permanente total, no puede desempeñar su profesión habitual, pero sí realizar otra diferente. Por ejemplo, un operario de construcción con una lesión incapacitante podría trabajar en una oficina realizando tareas administrativas.
El reconocimiento de una incapacidad permanente total conlleva el reconocimiento de una prestación económica consistente en una pensión vitalicia.
Si se inicia una actividad laboral compatible, la pensión se mantiene. Si el trabajador se reincorpora a su antiguo puesto, la pensión se suspende
Incapacidad permanente absoluta y gran invalidez
Al igual que en el caso anterior, el reconocimiento de estos grados de incapacidad supone la concesión de una pensión vitalicia.
La incapacidad permanente absoluta y la gran invalidez inhabilitan para cualquier trabajo remunerado, pero la normativa permite realizar actividades que no impliquen una relación laboral directa, siempre que sean compatibles con la situación del beneficiario.
Por ejemplo, se han reconocido casos en los que una persona con incapacidad absoluta ha podido ejercer actividades de asesoría o escritura sin que esto suponga la pérdida de su pensión, siempre que no contradiga el dictamen médico que determinó la incapacidad.
Casos en los que se puede compatibilizar pensión y trabajo
Por tanto, en vista a lo anterior expuesto, existen varias situaciones en las que es legalmente posible compaginar el cobro de una pensión por incapacidad con una actividad profesional. Veamos algunos ejemplos:
- Trabajos adaptados a la limitación: un trabajador con una incapacidad total puede desempeñar un empleo en otra área diferente. Un transportista con problemas de visión podría trabajar como profesor de logística.
- Autónomos con incapacidad total: es posible que una persona con incapacidad total se dé de alta como autónomo en un sector diferente a su profesión habitual. Un carpintero con incapacidad total puede abrir un negocio de consultoría.
- Actividades compatibles con incapacidad absoluta: en ciertos casos, una persona con incapacidad absoluta puede realizar actividades ocasionales sin perder la pensión, siempre que estas no impliquen esfuerzo físico o mental incompatible con su estado de salud.
¿Cómo comunicar a la Seguridad Social que se inicia un trabajo?
Si una persona con pensión por incapacidad comienza a trabajar, debe notificarlo a la Seguridad Social para evitar problemas.
¿Cómo hacerlo? A través de la sede electrónica de la Seguridad Social o en una oficina de la Seguridad Social, presentando debidamente rellenado el formulario de comunicación de inicio de actividad laboral simultánea a la condición de pensionista
No informar sobre la actividad laboral puede suponer sanciones o incluso la pérdida de la pensión.
Hay que recordar que la Seguridad Social puede revisar la pensión si se detecta que el beneficiario está desarrollando un trabajo que contradice su grado de incapacidad.
¿Cuándo puede suspenderse la pensión de incapacidad si se trabaja?
La pensión de incapacidad puede suspenderse en determinados casos:
- Si el beneficiario no comunica el inicio de la actividad laboral. Es obligatorio informar al INSS sobre cualquier trabajo que se inicie tras el reconocimiento de la pensión.
- Si el nuevo trabajo implica tareas similares a la profesión habitual en la que se reconoció la incapacidad total. En este caso, se entendería que la incapacidad ha desaparecido.
- Si se demuestra que la persona tiene capacidad para trabajar sin limitaciones. Si la Seguridad Social comprueba que la persona desempeña una actividad incompatible con su incapacidad, puede suspender la pensión y solicitar el reintegro de las cantidades percibidas indebidamente.
Implicaciones fiscales de compatibilizar pensión y trabajo
Es importante tener en cuenta que si se percibe una pensión de incapacidad y se trabaja, los ingresos totales se sumarán a efectos fiscales. Esto significa que el beneficiario tendrá que declarar ambos ingresos en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
No obstante, las pensiones por incapacidad permanente absoluta y gran invalidez están exentas de IRPF (artículo 7.f de la Ley del IRPF).
En conclusión, la compatibilidad entre la pensión de incapacidad y el trabajo en España depende del grado de incapacidad reconocido y del tipo de empleo que se desee desempeñar. Mientras que la incapacidad permanente parcial y total permiten realizar otras actividades laborales, la incapacidad absoluta y la gran invalidez solo permiten actividades muy específicas.
Es fundamental informarse bien antes de iniciar un empleo para evitar problemas con la Seguridad Social. En caso de dudas, siempre es recomendable consultar con un abogado especializado en derecho laboral y Seguridad Social.