En un proceso de divorcio, una de las preguntas más frecuentes es: ¿quién se queda con la casa? Cuando el matrimonio está sujeto al régimen de separación de bienes, la situación puede parecer más clara, pero esto no siempre implica que sea fácil. La separación de bienes se refiere a que cada cónyuge es dueño exclusivo de los bienes que adquirió antes y durante el matrimonio. Sin embargo, la vivienda familiar puede generar conflictos sobre su propiedad, uso y reparto cuando es compartida o existen hijos en común.
A lo largo de este artículo, analizaremos cómo funciona la separación de bienes en el contexto de un divorcio, qué factores influyen en la adjudicación de la vivienda y qué pasos deben seguirse para evitar conflictos.
¿Qué es el régimen de separación de bienes?
La separación de bienes, que se encuentra regulada en los artículos 1435 a 1444 del Código Civil (CC), es un régimen económico matrimonial donde cada cónyuge conserva la propiedad exclusiva de los bienes que adquiera, tanto antes como durante el matrimonio. Así, a diferencia del régimen de sociedad de gananciales, donde los bienes adquiridos durante el matrimonio son comunes, en la separación de bienes, cada persona conserva el patrimonio que ha generado por sí misma.
Los cónyuges administran, disfrutan y disponen de sus bienes de manera independiente. Esto significa que, al divorciarse, no es necesario liquidar un patrimonio común, ya que cada uno conserva los bienes ha comprado, heredado o adquirido por su cuenta, pero no aquellos que hayan sido adquiridos en copropiedad. Cuando hablamos de bienes compartidos, como una vivienda adquirida de forma conjunta durante el matrimonio, el asunto puede complicarse.
¿Quién se queda con la casa en un divorcio con separación de bienes?
La vivienda familiar es, sin duda, uno de los bienes más relevantes que puede poseer una pareja. En un divorcio bajo el régimen de separación de bienes, la asignación de la casa depende de varios factores, que abordaremos a continuación.
1. Propiedad de la vivienda
El primer paso para determinar quién se queda con la casa es analizar su título de propiedad:
- Propiedad exclusiva: Si la vivienda fue comprada por uno de los cónyuges antes del matrimonio o está registrada únicamente a su nombre, este será el propietario y, en principio, la casa le pertenecerá tras el divorcio. En este caso, el cónyuge no propietario no tiene derecho a reclamar la vivienda, salvo en casos de necesidad o cuando se haya pactado lo contrario en capitulaciones matrimoniales.
- Copropiedad: En cambio, si ambos cónyuges figuran como propietarios en la escritura, se considera que el bien es de copropiedad. En este caso, al disolverse el matrimonio, cada copropietario tiene derecho a su parte del bien. Esto puede resolverse de varias maneras: vendiendo la vivienda y repartiendo el importe, o bien, si uno de los cónyuges desea quedarse con la propiedad, comprando la parte del otro.
2. Uso de la vivienda familiar tras el divorcio cuando hay hijos menores
Aunque el régimen de separación de bienes regula la propiedad de la casa, es importante distinguir entre la propiedad y el uso de la vivienda familiar, especialmente cuando hay hijos menores de por medio. En estos casos, la vivienda suele ser asignada a quien tenga la custodia de los hijos, aunque no sea el propietario.
El artículo 96 del CC establece que, si existen hijos menores que dependen de uno de los cónyuges, el uso de la vivienda será para ellos y el progenitor que tenga su custodia, independientemente de a quién pertenezca legalmente el inmueble. Este uso puede mantenerse hasta que los hijos alcancen la mayoría de edad o sean económicamente independientes. El objetivo principal es garantizar la estabilidad de los menores, preservando su entorno familiar.
El cónyuge que mantenga el uso de la vivienda no adquiere derechos de propiedad adicionales sobre la misma. Es decir, aunque uno de los cónyuges viva en la casa tras el divorcio, la propiedad seguirá perteneciendo a quien figure como propietario en el título.
Si la custodia de los hijos es compartida, el juez puede optar por asignar el uso de la vivienda a ambos progenitores, de forma rotativa, o determinar otra solución que considere más adecuada a las circunstancias familiares.
¿Qué ocurre si la casa está hipotecada?
En muchos casos, la vivienda familiar está sujeta a una hipoteca, lo que añade complejidad al proceso de divorcio. En un régimen de separación de bienes, si uno de los cónyuges es el único propietario y titular de la hipoteca, será responsable de continuar con los pagos tras el divorcio. Sin embargo, si ambos son copropietarios y cotitulares de la hipoteca, deberán llegar a un acuerdo sobre quién continuará pagando la deuda o, en su defecto, vender la vivienda para liquidar la hipoteca y repartirse el remanente, si lo hubiera.
Cabe destacar que los bancos no modifican los términos de la hipoteca sin el consentimiento de ambos deudores, por lo que es fundamental negociar con la entidad financiera en caso de que uno de los cónyuges quiera asumir la hipoteca en solitario.
¿Qué alternativas existen en caso de desacuerdo?
Si los cónyuges no logran ponerse de acuerdo sobre quién se queda con la casa o cómo repartirla, pueden recurrir a varias soluciones:
- Venta del inmueble: Una opción común es vender la vivienda y repartir el dinero según la participación de cada cónyuge. Este proceso puede ser la mejor alternativa si ambos necesitan liquidez o no desean seguir vinculados a una propiedad compartida.
- Adjudicación a uno de los cónyuges: Otra opción es que uno de los cónyuges compre la parte del otro, quedándose con la totalidad de la vivienda. Esta alternativa puede ser viable si uno de los cónyuges tiene suficiente capacidad económica para asumir el coste.
- Resolución judicial: Si no se llega a un acuerdo, un juez puede intervenir y decidir qué hacer con la vivienda. El juez evaluará las circunstancias específicas, como la existencia de hijos menores, el régimen de visitas y la situación económica de ambas partes, para tomar una decisión justa.
Factores clave que influyen en la decisión de quién se queda con la casa
La adjudicación de la vivienda en un divorcio con separación de bienes no es un proceso automático, ya que depende de varias circunstancias. Algunos factores relevantes son:
- Custodia de los hijos menores: Como ya hemos señalado, el interés superior de los hijos es un factor determinante en la asignación del uso de la vivienda.
- Contribuciones a la compra de la vivienda: Si ambos cónyuges han contribuido económicamente a la adquisición de la casa, ya sea mediante una hipoteca compartida o con aportaciones conjuntas, el reparto será proporcional a dichas contribuciones.
- Acuerdos prenupciales o capitulaciones matrimoniales: Si los cónyuges han firmado un acuerdo prenupcial que regula la distribución de bienes, incluido el uso de la vivienda en caso de divorcio, este acuerdo prevalecerá, siempre que sea legalmente válido.
- Posibilidades económicas de cada cónyuge: Los tribunales pueden considerar las condiciones económicas de los cónyuges a la hora de adjudicar el uso de la vivienda, especialmente si uno de ellos está en una situación financiera más vulnerable.
¿Cómo evitar conflictos sobre la vivienda en un divorcio?
Para evitar conflictos relacionados con la vivienda en un divorcio con separación de bienes, es recomendable:
- Acuerdos previos: Firmar acuerdos prenupciales o capitulaciones matrimoniales que regulen el reparto de bienes puede ser una buena opción para prevenir disputas en el futuro.
- Negociaciones amistosas: Tratar de llegar a un acuerdo amistoso sobre el reparto de la vivienda es siempre la opción más rápida y menos costosa. La mediación familiar también puede ayudar a las parejas a llegar a un consenso sin necesidad de acudir a los tribunales.
- Asesoramiento legal: Contar con el asesoramiento de un abogado especializado en derecho de familia es fundamental para
En conclusión, en un divorcio con separación de bienes, la decisión sobre quién se queda con la casa depende principalmente de la titularidad del inmueble y de los acuerdos a los que lleguen los cónyuges. Si ambos son copropietarios, deberán acordar si venden el bien o si uno compra la parte del otro. Además, en caso de que existan hijos menores, el uso de la vivienda suele asignarse al progenitor que tenga la custodia, aunque no sea el propietario. Es recomendable que las partes intenten llegar a un acuerdo amistoso para evitar una intervención judicial.